Seguros de salud baremados: ¿qué son, cómo funcionan y cuál elegir?
Los seguros de salud baremados son pólizas médicas en las que solo pagas por los servicios de salud que utilizas, a precios prefijados (baremo) por la aseguradora.
La antigüedad en un seguro de decesos se refiere al tiempo que llevas como asegurado desde que contrataste la póliza. Aunque muchas personas creen que “cuantos más años, más ventajas”, lo cierto es que no aporta beneficios directos: ni mejora el servicio ni reduce el precio. Simplemente indica cuántos años llevas cubierto, no acumula capital ni mejora las prestaciones de tu seguro.
En la mayoría de los casos, la antigüedad no genera ningún derecho adicional. A diferencia de otros seguros (como el de auto, donde la fidelidad puede implicar bonificaciones), las aseguradoras de decesos no suelen premiar la antigüedad con descuentos ni coberturas adicionales. Sin embargo, hay una excepción importante: si contrataste una prima nivelada, conservar tu antigüedad sí te permite mantener el mismo precio, aunque pasen los años y aumente tu edad.
El principal factor que influye en la prima (precio) sigue siendo la edad actual del asegurado y las coberturas elegidas, no los años que llevas asegurado. Por tanto, llevar más años pagando no te dará servicios funerarios mejores ni más baratos por sí mismo.
El seguro de decesos ofrece distintas modalidades de prima (formas de pago), y cada una impacta de manera diferente en el precio con el tiempo:
En definitiva, solo la prima nivelada saca provecho de la antigüedad (al mantener tu tarifa original aunque aumente tu edad), mientras que en las primas natural y mixta el precio irá cambiando con la edad, y en la prima única ni siquiera hay renovaciones.
Por lo general, el seguro de decesos es vitalicio: se contrata de forma renovable año a año y se puede mantener durante toda la vida. La duración de la póliza es anual (renovable automáticamente) según la Ley de Contrato de Seguro, que permite prórrogas cada año sin límite mientras ambas partes quieran. Esto significa que debes pagar la prima cada año para mantener la cobertura vigente, en principio de por vida. No hay una fecha de finalización predeterminada; eres tú quien decide cuándo dejar de renovarlo.
En la práctica, muchas personas pagan el seguro de decesos toda su vida adulta o hasta una edad muy avanzada. No existe una edad máxima legal para tener este seguro – de hecho, las aseguradoras permiten contratarlo incluso por encima de los 70 años si se desea. Eso sí, a mayor edad de contratación, más cara será la prima anual desde el inicio.
Al cambiar de compañía, la antigüedad no se conserva. La nueva aseguradora calculará tu prima como si fuera tu primer seguro, tomando tu edad actual. Esto puede hacer que el precio aumente considerablemente, especialmente si tenías una prima nivelada antigua.
En caso de tener prima natural, el cambio no implica perder ventajas económicas (ya que pagabas según edad cada año). Puedes valorar cambiarte si la nueva compañía ofrece mejores coberturas o precio similar. Eso sí, las coberturas empiezan a contar desde el momento de la nueva contratación, según el nuevo contrato. La ley permite totalmente cambiar de aseguradora en cada vencimiento anual (avisando con al menos 1-2 meses de antelación), así que es tu decisión evaluar si te compensa.
Nota: Algunas pólizas incluyen el llamado “derecho de rehabilitación”, que permite reactivar un seguro cancelado en la misma compañía sin perder condiciones. Sin embargo, no todas las aseguradoras lo ofrecen y no están obligadas a admitir reenganches tras la baja. Por eso, antes de cancelar tu seguro conviene confirmar si podrías recuperarlo más tarde y en qué términos. En cualquier caso, al cambiar de empresa aseguradora lo habitual es que empieces sin antigüedad, con primas recalculadas y posibles períodos de espera de nuevo (salvo pactos particulares).
El periodo de carencia es el tiempo inicial durante el cual ciertas coberturas no están activas. En los seguros de decesos, lo normal es que no haya carencia para la cobertura principal de fallecimiento, o que sea muy corta. Muchas aseguradoras no aplican carencia para fallecimiento por accidente (te cubren desde el primer día). Para fallecimiento por causas naturales, algunas pólizas establecen una carencia típica de 30 a 60 días desde el alta. Es decir, si el asegurado falleciera por enfermedad dentro del primer mes o dos, el seguro podría no cubrir (o solo devolver las primas pagadas). Además, cuando la causa de la muerte es suicidio, suele haber una carencia especial de hasta 1 año en la mayoría de compañías.
Lo positivo es que, si vienes de otra compañía y contratas un nuevo seguro de decesos, es frecuente que te respeten la carencia ya cumplida: muchas aseguradoras no aplican tiempo de espera cuando el cliente tenía otra póliza inmediatamente antes. En resumen, conviene leer el condicionado: lo usual es cobertura inmediata o en pocas semanas para el sepelio, excepto casos especiales (suicidio, traslados internacionales, coberturas médicas adicionales). Ante cualquier duda, pregunta a tu aseguradora qué carencias aplica a cada cobertura.
No pagar las primas del seguro tiene consecuencias serias. Si dejas de pagar, la aseguradora suele conceder un corto plazo de gracia (un mes) durante el cual el seguro sigue vigente. Pasado ese tiempo sin pago, la cobertura queda suspendida automáticamente (no estarías cubierto en caso de fallecimiento), y si transcurren varios meses (normalmente seis) sin que abones, el contrato se extingue definitivamente según la ley. En pocas palabras, el impago provoca la cancelación de la póliza, perdiendo toda la protección.
El decesos no genera valor acumulado que puedas recuperar; su beneficio es el servicio que presta en caso de fallecimiento. Por tanto, si la póliza se anula por falta de pago, no tienes derecho a ningún reembolso por los años pagados, ni se “guardan” derechos de antigüedad para futuro. Si más adelante quisieras volver a asegurarte, tendrías que contratar de nuevo desde cero, con tu edad actual (y posiblemente con nuevas condiciones y carencias). Incluso si regresaras a la misma compañía, esta no está obligada a rehabilitar la póliza anterior ni a respetar el precio viejo.
En conclusión, la antigüedad en un seguro de decesos es un concepto que genera dudas pero cuyo impacto real es limitado. Lo importante es elegir bien la póliza (tipo de prima y coberturas) y mantenerla activa, para que tu familia esté protegida ante los gastos y trámites de un fallecimiento. Un seguro de decesos adecuado, contratado a tiempo, garantiza que los años que lleves asegurado se traduzcan en tranquilidad y en un servicio eficiente cuando sea necesario, evitando cargas económicas y emocionales adicionales a tus seres queridos.
Los seguros de salud baremados son pólizas médicas en las que solo pagas por los servicios de salud que utilizas, a precios prefijados (baremo) por la aseguradora.
Si tienes pensado solicitar un visado para vivir, estudiar o trabajar en España, es obligatorio contratar un seguro de salud privado que cumpla con requisitos específicos de las autoridades consulares españolas.
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